La noche y mi memoria se hermanan
En la oscuridad del silencio
Un hueco profundo me embarga
Recorro las calles de mi cerebro
Llegando a un callejón sin salida
Miro la tapia que tengo de frente
Por mi cuerpo recorre el aire frío del desanimo
Intento abrigarme con la capa del nihilismo
Tomando las gotas del surrealismo
Como si fueran un desprecio a la vida
Me enveneno de una risa fácil y superflua
Como si mi piel, tuviera una quemazón de desgana
Supongo que si uno admite lo cotidiano
Puede que algún día la felicidad le embriague
Suponiendo que esto es cierto
Suspirando el alivio del destino
Y la vida es un hilo de nylon que se echa al río
Para pescar su belleza de existencia
Con el anzuelo de la naturaleza muerta
Y la lombriz brindando con una codorniz
Qué alivio sería creer en lo increíble
Cerrar los ojos y encontrarse de nuevo
En otro mar donde sus aguas fueran ardientes
Laminas de un precipicio
Nacieron las rosas en el campo
De la sangre del verano verde
Una luz blanca acompaña a los tiempos
Una tupida niebla embellece la naturaleza
Un verde mármol ennoblece los huesos de las rocas
La Tierra sigue descubriendo sus misterios
Recordando los girasoles que cayeron
A, Sacd@
No es por llevarte la contraria pero supones mal.
ResponderEliminarMuxu.
No quisiera yo volver a perderme por los caminos de mi mente que son muy intrincados y pueden llegar a ser tenebrosos. El mundo me han dicho, es más sencillo
ResponderEliminarUn beso para el camino