La llaga que orada mi horizonte
Con ella voy cincelando la línea que separa
De mi yo y la distancia
Abro la llave de mi dicha
Cierro los poemas en la caverna
Las sombras que mis dedos van hundiéndose en el fango de la cueva
Como el cristal enamora al agua
El fuego besa al árbol del bosque
Un amor irrepetible y deseado
Imagino el día que abraza a la noche
El ojo de la llave humilla la vida
La vid que brota de las entrañas de la tierra
Sus uvas apaciguan las dichas de los mortales
Sigo chamuscando el tiempo
Como una cerilla ilumina la desdicha
Antonio Saced@
Como dice alguien que yo me sé -hay que quemarse no vale chamuscarse-, quizás tenga razón y si no la tuviera por lo menos sería mas divertido.
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